Muchos de los productos que usamos a diario, especialmente en cosmética y cuidado personal, vienen en empaques como frascos, bolsas o envoltorios plásticos diseñados para ser utilizados una sola vez y luego desechados. Estos envases, por lo general, no están pensados para ser rellenados ni reciclados fácilmente, lo que contribuye significativamente a la generación de residuos.
De hecho, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cada año se vierten entre 8 y 13 millones de toneladas de plástico en los océanos. Estos residuos afectan gravemente a la biodiversidad marina, poniendo en riesgo a más de 800 especies que pueden ingerir fragmentos plásticos o quedar atrapadas en ellos.
Frente a este desafío ambiental, muchas marcas están adoptando alternativas más sostenibles, como envases reutilizables, reciclables o compostables. Estos últimos están elaborados con materiales capaces de descomponerse de forma natural y convertirse en abono orgánico (compost) bajo las condiciones adecuadas.
Impulsar este tipo de soluciones no solo ayuda a reducir el impacto ambiental, sino que también promueve un consumo más consciente y responsable, en armonía con el cuidado del planeta.
¿Por qué es importante este tema en cosmética natural?
La cosmética natural no solo se preocupa por los ingredientes, sino también por el impacto ambiental de todo el producto, incluido su empaque. Los envases de un solo uso generan una gran cantidad de residuos, especialmente si están hechos de materiales no reciclables o de difícil separación.
Por eso, muchas marcas de cosmética natural buscan alternativas sostenibles, como:
- Envases reutilizables o recargables.
- Materiales reciclados o biodegradables (como vidrio, cartón o bioplásticos).
- Sistemas de retorno o refill (recarga de envases).
